Han sido concedidos los premios de la Crítica a Ignacio Martínez Pisón y Tomás Segovia. La obra narrativa de Martínez Pisón (Zaragoza, 1960) y la poética de Tomás Segovia (Valencia, 1927- México, 2011) ha sido reconocidos con un premio, sin dotación económica, pero de los más prestigiosos en el panorama de las letras en lenguas hispanas (castellano, catalán, euskera y gallego). Más información, en los enlaces de la prensa de hoy.
Este será el espacio donde expondremos y compartiremos conocimiento, lecturas, creaciones, opiniones...Y desde septiembre de 2011, continuamos en primero de bachillerato, con una participación activa de todas y todos. Aquí también nos acercaremos a buscar información adicional a las clases y al libro de texto. En todo caso es un espacio de comunicación que siempre estará abierto (las 24 horas, incluidos sábados y domingos...)
sábado, 21 de abril de 2012
23 ABRIL, DÍA DEL LIBRO
ELOGIO DE LA LECTURA, Mario Vargas Llosa
Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el
Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me
ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa
magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida,
rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el
capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d'Artagnan,
Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los
tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París,
convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.
La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance
del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me
contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias
que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y
acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en
el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi
infancia de exaltación y de aventuras.
(...)
No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se
marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos?
Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su
ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga
paciencia. Faulkner, que es la forma -la escritura y la estructura- lo que
engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac,
Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en
una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que
las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo,
comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso
de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es
inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como
en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.
domingo, 1 de abril de 2012
GRACIAS, GONZALO POR ESTAS PALABRAS
Estoy en huelga.
Porque los colegios en los que debería trabajar hoy, colegios públicos, son maravillosos. Para todos, con el fruto de mi trabajo, pero sobre todo con el trabajo de los maestros. Porque las bibliotecas son luminosas y alegres, porque están repletas de libros y de invitaciones al gozo de la lectura.
Estoy en huelga para que no dejen de ser así, para que no se retroceda, porque son el fruto de un siglo de luchas, algunas duras y ruidosas, otras calladas y discretas, día a día, mueble a mueble, libro a libro.
Estoy en huelga porque en la escuela pública en la que hoy no trabajo se cree en el niño por sí mismo, y no por lo que vaya a ser mañana: por lo que es hoy, porque aprender no es “útil”, sino gozoso.
Dentro de unas semanas tendré que trabajar lo que hoy no trabajo: en esos colegios no dejarán de contar conmigo para seguir luchando por una escuela mejor, por unos niños mejores. No me importa, y trabajaría tres días por no haber trabajado hoy.
Estoy en huelga porque los que recortan no se recortan, porque en algunos colegios no hay dinero para más libros, ni se cubren las bajas, ni se contrata nada nuevo, porque en algunos colegios no hay dinero para calefacción, porque alguien quiere arrasar el jardín.
Estoy en huelga porque creo en el trabajo, y también que no trabajar un día puede servir para seguir trabajando bien, o mejor.
Estoy en huelga porque la escuela es el futuro, pero sobre todo porque es el presente.
Estoy en huelga porque los recortes en la enseñanza y la cultura son la muestra del gran recorte que se ha programado sistemáticamente contra todos los avances sociales conseguidos a lo largo de un siglo y medio.
Estoy en huelga contra los que sienten rabia porque la escuela pública es muchas veces mejor que la escuela privada, porque quieren una escuela pública de segunda para los hijos de los inmigrantes y los parados que ellos mismos se encargan despedir a bajo precio.
Y respeto profundamente a los que no están de acuerdo conmigo, y pienso que a lo mejor tienen razón.
Pero no a los que recortan las alas de nuestros niños. A esos, no los puedo respetar. Ni los voy a convencer.
(Texto publicado el 29 de marzo, con motivo de la huelga general en www.gonzalomouretrenor.es)
Porque los colegios en los que debería trabajar hoy, colegios públicos, son maravillosos. Para todos, con el fruto de mi trabajo, pero sobre todo con el trabajo de los maestros. Porque las bibliotecas son luminosas y alegres, porque están repletas de libros y de invitaciones al gozo de la lectura.
Estoy en huelga para que no dejen de ser así, para que no se retroceda, porque son el fruto de un siglo de luchas, algunas duras y ruidosas, otras calladas y discretas, día a día, mueble a mueble, libro a libro.
Estoy en huelga porque en la escuela pública en la que hoy no trabajo se cree en el niño por sí mismo, y no por lo que vaya a ser mañana: por lo que es hoy, porque aprender no es “útil”, sino gozoso.
Dentro de unas semanas tendré que trabajar lo que hoy no trabajo: en esos colegios no dejarán de contar conmigo para seguir luchando por una escuela mejor, por unos niños mejores. No me importa, y trabajaría tres días por no haber trabajado hoy.
Estoy en huelga porque los que recortan no se recortan, porque en algunos colegios no hay dinero para más libros, ni se cubren las bajas, ni se contrata nada nuevo, porque en algunos colegios no hay dinero para calefacción, porque alguien quiere arrasar el jardín.
Estoy en huelga porque creo en el trabajo, y también que no trabajar un día puede servir para seguir trabajando bien, o mejor.
Estoy en huelga porque la escuela es el futuro, pero sobre todo porque es el presente.
Estoy en huelga porque los recortes en la enseñanza y la cultura son la muestra del gran recorte que se ha programado sistemáticamente contra todos los avances sociales conseguidos a lo largo de un siglo y medio.
Estoy en huelga contra los que sienten rabia porque la escuela pública es muchas veces mejor que la escuela privada, porque quieren una escuela pública de segunda para los hijos de los inmigrantes y los parados que ellos mismos se encargan despedir a bajo precio.
Y respeto profundamente a los que no están de acuerdo conmigo, y pienso que a lo mejor tienen razón.
Pero no a los que recortan las alas de nuestros niños. A esos, no los puedo respetar. Ni los voy a convencer.
(Texto publicado el 29 de marzo, con motivo de la huelga general en www.gonzalomouretrenor.es)
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